miércoles, 19 de junio de 2013

Quiero ya no amarte y enterrar este dolor ♪

Casi como un simple punto final en la más triste de mis páginas, así podría describirse. El sentimiento es tan oscuro como las noches de invierno donde nada es más deseable que un poco de calor. Mis nervios son un manojo de mariposas moribundas en mi estómago, intentando volar tal como un pájaro lo hace con una de sus alas rotas y el viento en su contra. 
El sentimiento es como una pierda en mi camino, me tumba. Desde el punto que analice la oración, no puedo comprender por qué sigo nombrándote indirectamente en ella. Se puede decir que no es lo más horrible, pero sí lo más doloroso. Algo tan contradictorio como consumir hielo en invierno o encender la calefacción en medio de diciembre. 
No hay reglas, ni correcto, ni erróneo. Simplemente estamos aquí, esperando un milagro. Solté el mar de palabras que inundaba mi cabeza cada noche, el viento se llevó esas palabras y ya no tengo otras por decir. También hablaste, pero mi mente jamás dejará ir esas palabras.

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