sábado, 4 de octubre de 2014

Patéticos.

Aún con toda la distancia del mundo, sé que sientes el vacío, el frío. Porque a pesar de entregarte todo, sigue siendo poco y no hay nada más. Ni allí, ni aquí, ni donde sea que intentes buscar algo, tu chica se ha ido y no regresará. Podemos correr, en su busca o en su pérdida, pero ella no está corriendo. Ya no soy la misma, ni siquiera soy y eso está bien para mí. Contigo no existo, porque no hay nada que pueda encendernos ya más, ¡qué vacíos y qué tercos! 
Te di mi alma, te di mi cuerpo, te di mi mente, mis ideas, mis miedos, mi fortaleza, mi risa, mi llanto, mi tiempo y mis oportunidades, mis sueños y mis mil y una caída, ¿no fue suficiente? Tus reglas son tan abstractas y yo soy tan obstinada. Aún siendo otra persona, la oscuridad te alcanzaría, porque la soledad viene de mi mano. Y tal vez ese sea el problema, que tú necesitas tanto y yo necesito tan poco. 
No está mal estar loca, ni siquiera está mal lo que hago o haces, pero sigue sin hacer gloria a mis principios y te aborrezco cada vez que te acercas, pero te atraigo como la flor a la abeja. Destructivos como solo nosotros podemos ser, pero el universo conspira en nuestras posturas totalmente opuestas. Como una bala perdida impactamos el uno en el otro y destruidos nos regozamos en quebrarnos más y más; ¿Eso es el maldito y paradójico amor? 
"Volemos", incitaste, pero es violencia mentir y huir, dejar las cosas en mitad y pisotear corazones con total autoridad y arrogancia. Es violencia pegar psicológicamente y reír de lo que alguna vez te hizo feliz, es violencia hablar y hablar, es violencia oír lo que quieres y evitar sentir o compadecerte de lo demás. Porque el infierno aguarda por tu violencia y no hay quién no arda en él. Pero no hago caso y sonrío, hablo y sonrío, lloro y sonrío, actúo y sonrió. Más allá de todo, venganza es sonreír y violencia es aceptarlo. 
Nos abrazamos, reímos, hablamos, nos besamos, hacemos el amor, lloramos, gritamos, peleamos, nos vamos y en mi interior el vacío se abre como una grieta enorme y tú quedas fuera, lejos y congelándote. No imaginas cuánto disfruto de aquello. Cada vez que me acerco y me quemo te vas más y más lejos, vuelves y te vas, vuelvo y te vas. Te vas, siempre te vas y esta vez ya no duele demasiado. 
Somos tan patéticos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario