jueves, 25 de diciembre de 2014

Obligada a mirarte, porque, ¿qué más mirar si no es tu belleza embriagadora? La dulzura conjunta de aquellos ojos enchinados al sonreír con tanta libertad, pareciera ser un pecado perder tiempo admirando algo demasiado parecido a mis sueños más perfectos.
Sin embargo, nada se ha dejado ir. Todo está en mi mente y no parece querer salir. Casi como un error, pero los recuerdos siguen allí, porque... pensándolo bien, debió suceder lo que sucedió y debí conocer que besarte era tocar el cielo.
Debe ser la locura, agradecida eternamente de ello, quien me permite verte tan cerca, tan lindo, tan exacto a lo que pedí. Porque debo admitirlo, sin soportarte, estaría dispuesta a la eternidad.

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