martes, 7 de agosto de 2012

Tus ideas soy yo, porque son mías.

En mi cabeza se reúnen hoy las ideas. Ritmos lentos, danzas furiosas, historias sangrienta pero dulces, guitarras somnolientas, caídas libres, dinero quemándose. Un psicólogo me llamaría enferma, yo misma lo autodenominaría "Vomitiva de ideas".

Sonaba alguna clase de música que no lograba entender, pero era rock. Olía a cigarro y alcohol. Con 10 años, el ambiente se me hacía lo más interesante que había visto y me gustaba como atrapaba los sueños pisoteándolos, pero en lo alto de todo. Me gustaba como lo hacían, era distinto y agobiante a la vez. Amaba sentirme miserablemente jodida y perfecta en un mismo punto. Éxtasis.

¡Vamos! Toma un pedazo de eso que habita dentro de tu mente. Son esas ideas retorcidas y sin lujo que allí dentro danzan divertidas al compás de Breed. Mátalas con una guitarra, vomítalas y luego intenta hacer que sean útiles. Es útil. Son útiles cuando todo el mundo te mira admirablemente y logra llamarte "original".

Desgarrame como si fueras un perro y yo tu trozo de carne. Sí, soy fea y eso me encanta. Soy sexy y eso me encanta. Soy linda y eso me encanta. Amo cuando no me escuchas, amo cuando intentas cogerme pero entiendes que soy tan irreal que ni siquiera entiendes donde estás. Toma fuerte tus huevos e intenta decir que eres hombre ahora. Amo la forma en la que lloras cuando te humillo.

Podría asesinar tus ideas, porque me parece la mejor manera de asesinarme a mí misma. Tus ideas soy yo, porque son mías. Son mí vómito. 

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