jueves, 6 de septiembre de 2012

No estoy dispuesta a salir.


Doble. ¿Cuántos puntos seguirán esa palabra tan definitiva? No lo sé, quizás puedas continuar luego. Nunca se termina y cuando quiero hacerlo... estás allí, me es imposible decir no, ¿vas a seguir? Bien, adelante. Pasa.
Vas a morder tu lengua y vas a negarme tantas veces como te sea posible, porque tu orgullo es la fuente en la que quieres vivir como un idiota, solo y pendejo. 
Vas a repetir palabras, incluso ya lo haces. Esta vez vas más rápido, y esta mierda me vuelve fuerte. Es como si supiera que luego de esto, voy a romperme y voy a no tener tiempo de reconstruirme, otra vez. No voy a renacer, ¿y qué será de mí sin renacer una, otra y otra vez? 
Vamos, sé que amas la mierda en la que nos convertimos. La forma en la que podemos jugar hasta lastimarnos como dos idiotas. Soy una estúpida masoquista, como tú. Porque aunque lo niegues y creas que la soledad es un punto malo, te he echo creer que es buena y estás siendo masoquista al creer que si duele es mejor. 
Quizás no esperabas que esto fuera así, felicidades. Así sucede, ¿cuánto más? ¿Cuánto más vas a resistir que poco a poco puedo clavar más el cuchillo haciendo que duela? Bien, intenta salir rápido. Porque no estoy dispuesta a salir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario