Tantas veces he intentado ser tan simple y compleja a la vez, como ellos. Me han gustado tantas cosas, he dicho tantas palabras sin sentido alguna vez, he paseado mi vida por cualquiera aspecto que con años pudiera conocerse. Estuve tantas veces fuera, algunas otras entré y me sentí estúpida. Meneaba la cabeza como entendiendo y siendo igual al resto, pero lo único que quería era música y filosofía barata.
Comprando rastros de alguna buena pasada, bebiendo de un vaso que no es mío, fumando un cigarro que me han dado fuera de esta fiesta alcohólica e ilegal, ¿qué más da? Tiré mi libro en la basura, a quién diablos le interesaría leer esa estupidez de religión, ¡mierda! He estado convirtiéndome en una drogadicta, atea.
¿A quién le interesa saber sobre mí? No pretendo que beses mi trasero, quizás sea buena idea que intentes escucharme, cuando estabas aquí lo hacías. Oh, lo lamento. Ahora eres el de rehabilitación, ¡Señor de las mil y una! Sálvame. No, no diré eso. No pretendas que salga de este pozo, se ve mejor aquí dentro.
Después del nosotros, solo quedó la derrota. Tantas noches me sentía presa en esas sábanas húmedas de lágrimas, ¡era absurdo! Ya no estabas, quizás eramos la misma mierda, como ahora, pero no queríamos estar juntos. Dime, ¿qué diablos has hecho de tu vida? Tú eras tan yo, yo era tan tú. Hablas correctamente, ya no fumas, ¿tus tatuajes, dónde están?, recuerdo que solías manejar con velocidad, sin prestarle mucha atención al transito, ¿ahora? Ayer te he visto, me has mirado con lástima, quizás fue verme con un cigarro en mano, quizás fue mi antiguo bolso un poco deteriorado de mi banda favorita hace casi una década, Nirvana. Quizás fue mi maquillaje pesado, mi cabello mal recogido, mis aretes, no lo sé. Simplemente prefiero pensar que no me has reconocido, tal vez que te he confundido con uno de ellos.
Recuerdo claramente cuando los odiabas tanto y más que yo. Decías que eran sapos de pozo, todos iguales. No te equivocabas, no me equivoco al pensar así. Sus pensamientos fríos y machistas, sus liberaciones extra-limitantes, sus dependencias, sus sentimientos contraídos. Mentes geométricas. ¿Dónde estás ahora? Créeme que nuestro mundo no ha cambiado, seguimos siendo los mismos vampiros voladores. Comprenderías cada uno de nuestros pensamientos, quizás solo necesites un vaso de alcohol, ya lo sé. Te negarás.
Es el show, diversión. Ellos nos ven estúpidos y contagiosos, intentan vendernos en alguna feria local como música ruidosa, especial para molestia de los vecinos en las mañanas o las noches. La gente nos compra, intenta ser como somos, sin saber que nosotros no actuamos, así somos. Diferentes, ni mejores ni peores, simplemente diferentes. La vida es una, pero los paradigmas varían. Estamos esperando que nos entretengan, hace tiempo necesitamos ver caras danzantes y matemáticas. El show comienza enseguida, cuando las luces se apaguen, cuando los gritos comiencen.
Tu familia cree en Dios, yo creo en la lucha. Tú crees en ídolos, yo creo en leyendas. Tú tomas whisky, yo cerveza. Fumas abano, yo cigarro. Somos distintos, no intentes unirnos.
No es psicológico, es natural.
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