martes, 12 de febrero de 2013

Somos infinitos, podrías ser mío.

Tienes la mierda ahí, frente a ti, ¿pero quieres saber qué te interesa más? Agradarle a alguien que, desafortunadamente, no eres tu. Somos la caída más larga que podías encontrar y aquí estamos, siendo los que jugamos, los que apostamos y los únicos que ganamos por el hecho de arriesgar.
Estamos regalando pedazos de nosotros mismos como recuerdos de lo que fuimos. Dejamos en el pasado lo que jamás debimos perder, pero aquí estamos, felices porque el cielo sobre nosotros se alza azul. Alzando las manos y gritando que somos libres, teniendo la fe de encontrarnos en otro lado donde podamos hacer algo más que cantar al ritmo de lo que suena y bailar sin poder hacer pogo.
Retumban en nuestros oídos las palabras frívolas de quien desea alejarnos, pero el mundo el esférico y siempre llegaremos al punto de estar otra vez. Cuando hay mierda en tu alma y te vuelves oscuro, no hay nada que te refleje a la luz. Estás perdido, estás cayendo, estás podridamente solo. Puedes unirte o quedarte  a llorar solo.

Podemos escalar la montaña o esperar a que ella baje. Solo trae más bebida y fuma para ver como el humo sube. Olvidas que somos quienes jamás perdimos, porque jamás tuvimos algo que perder. Podemos cambiar el juego y poner las opciones, podemos arrasar con el cielo y encender las calles en llamas sin que el diablo reclame algo. Has olvidado que podemos jugar al amor sin tirar cartas.
Tiremos la mierda hacia otro lado y hagamos lo nuestro aquí, dejemos que todo arda, pero sé infeliz conmigo. Escucha todo lo que está al rededor, cierra tus ojos e imagínate. Somos infinitos, podrías ser mío.

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