martes, 19 de junio de 2012

Bailar es lo que amo hacer y amo lo que hago.

Entonces, es esa sensación de la cual no escapas. Esas ganas de forzar a tus piernas hasta que básicamente, te den ganas de llorar de dolor, pero un dolor que es satisfactorio, un esfuerzo que vale la pena. Ese ir y venir furioso de la sangre en tus venas cuando la música suena, ese repiqueteo de los compases en tu subconsciente que automáticamente hace a tus pies moverse a ritmo. 
Es esa energía que se desprende desde adentro haciéndote sentir libre, porque no hay mejor solución a los problemas. Contar y contar en tu cabeza los compases, ir rápido y volver despacio, tan despacio como puedas. El movimiento más grande o el más chico, te llenan de paz.
No hay terapia como la danza, no hay arte como bailar. La danza es mi vida en un resumen mudo, en un resumen que habla con el cuerpo, con los compases, con la cara, con los sentimientos que uno le da a lo que hace. Porque no encuentro nada mejor que subirme a un escenario a bailar como si fuera la última vez, sin contar los errores o las anécdotas que sirven para aprender. Intentar que todo salga perfecto, la responsabilidad de hacer que se vea bien.
 Bailar es lo que amo hacer y amo lo que hago.

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