lunes, 29 de octubre de 2012

"No quiero escribir en mi destino, nuestro destino, el punto final".


Tu & Yo

Dijimos jamás cambiar, no cambiamos. Simplemente, dejamos todo atrás. Esperamos que el destino invadiera nuestras entrañas engañándonos nosotros mismos, porque teníamos claro que el destino es la escritura sin fin que uno le permite  a su propia vida redactar sin puntos finales, sino hasta el fin.
Aquellas palabras en el olvido, nosotros en el pasado y vendrán una vez más en el futuro prófugo de nuestros embusteros pensamientos. Quizás el amor es el equivocado y nuestra idea y definición de él también; quizás sí tenga fin. Tal vez no sea el mismo ante los ojos de la ambición y el dolor de perderlo sea cada vez más fuerte ante el débil rostro de ti mismo frente al espejo.
Quizás ya no me amas y es la costumbre la que te lleva a traerme a tu mente cada día a cada momento, sin dejarme ir. Sin dejarte decir las cosas claras, para seguir. Para avanzar.
Necesitamos más de nosotros, menos de todos. Tú estás allí, esperando el destino que aún no has escrito. Yo estoy escribiendo el destino que tú también deberías. Esto es como la ruleta rusa. No ganas tú. No gano yo. Porque si tú mueres, lloraré. Si yo muero, tú llorarás. Entonces, ¿por qué el amor deberá ser más fuerte? Si ninguno siente la necesidad de llorar, ya.
La destrucción no es la magia que cada persona intenta dilatar. Es el dolor que cada persona acepta lenta y mortalmente. Pero después de aquella felicidad inaudita, por la que todo ser humano pasa, la tristeza será más fuerte. Porque el ser humano es débil y el amor es cruel.
Amor, cuatro letras que todo mundo siente, sintió. Amor, la palabra con más definición en el mundo. Amor, el sentimiento que todos sentimos en común. Amor, la cosa más rara y frágil que alguien tendrá; nunca en sus manos, más bien siempre en su corazón. Somos frágiles también, quizás esa sea la causa de tantos actos fallidos ante nuestras mismas ideas, nuestros mismos sentimientos.
Solemos ser marionetas de aquella farsa, aquella la cual nos sienta en la mesa donde todo mundo habla sin saber. Somos nosotros mismos intentando cambiar una parte que es indestructible. Somos nosotros, contra nosotros. La perfección, como le llamamos, es lo que busca cada persona en su interior. Ser perfecto, para ser amado. La perfección es lo opuesto al amor. La perfección es la destrucción, la muerte, el dolor, porque ninguno tiene margen de error. Ninguno se permite el lujo de equivocarse, y la perfección… no se equivoca. Solo rige por lo que ella misma ha definido como inigualable, maravilloso.
Son solo palabras, como amor. Son solo sentimientos mientras el tiempo fluye. Si el nosotros jamás estaría, jamás entendiera tantas cosas como las que ignoro. Cambié, lo bueno por lo malo, lo malo por lo bueno, intentando nuevas posturas; pero cambié. Probé, intenté, hablé y sufrí. Pero jamás negaré que el amor te hace idiota y te hace feliz. Porque todavía amo lo que esconde tu silencio y lo que abre tu risa, porque todavía quiero saber de qué hablas cuando callas, aún intento descifrar el poder de tu mirada sobre mi rostro, aún quiero encontrar otra manera de besar contigo, aún intento hacer cosas que no he hecho y las planeo a tu lado. Porque apenas comienzo a amarte y no quiero que el fin llegue, no quiero escribir en la historia de mi destino, nuestro destino, el punto final.
Bésame y calla la tristeza del verano en mis labios, deja que el mundo vuelva a su favor. Borremos los errores, intentemos que todo cambie en cuanto a la definición de amor que conservamos aún. Intenta escuchar, intenta que seamos felices como yo deseo. Abrázame y miremos como podría ser si fuéramos nuevamente “Tú & yo”. 

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