viernes, 3 de mayo de 2013

Corazón.

Hacerlo bien, hacerlo mal. No hay una categoría que lo defina, pero lo hago y lo amo. Mis pies son las armas humeantes que caminan sobre las brazas, un final épico. Mis piernas resistentes a la fuerza, al viento, al rigor y sobre todo, al dolor y el esfuerzo; las extensiones perfectas para poder llegar alto, caminar bajo y marcar un ritmo sensualmente pasional,  mi torso el lugar donde descansan tus manos a veces, el lugar perfecto para quebrar y sentir el dolor elegantemente, la elongación, la elegancia, la pasión, la expresión. Mis  brazos la extensión de mi torso que da la sensación de volar, alto, largo, bajo, la línea que define la técnica y la fuerza. El cuello, un cisne, la clave de la elegancia, la altura y el eje de la mirada. El rostro, la expresión nula, la sonrisa, la cara sufrida, pero jamás la faceta neutra. Corazón.

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