martes, 29 de enero de 2013

En mi corazón, nadie es capaz de matarte.



Qué conformista es la vida, ¿no? Golpea bajo para quitártelo, porque sabe que es lo que siempre debiste hacer, no aferrarte a nada.
Somos un pequeño punto final en la línea, ¡diminuto! y la goma hoy apetece de borrarnos, por eso, desaparecemos dejando un espacio vacío, si hay algo que hiciste bien fue que tu ausencia se notara.
Las personas tenían una manía por juzgar tus actos, tus palabras, tus tiempos; pero yo no. Porque sé que, aunque con tu prisa en las palabras y tu caminar, tus nervios y en fin, esa rapidez que te caracterizaba, tus enseñanzas me demostraron que tenías razón.
Hay que hacer el bien, sin esperar nada a cambio, porque las personas no saben agradecer. Hay que preocuparse por estar bien uno, sin dejar de ayudar al otro. Hay que querer e ignorar a quienes no nos quieren. Y lo más correcto, hay que luchar por ser alguien en la vida.
Hoy te fuiste, antes de verme ser alguien como dijiste que harías, pero en mi corazón nadie es capaz de matarte.

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